En medio de la continua batalla por crear himnos club-R&B, la pereza despreocupada de #Beautiful podría ser considerada como polémica, excepto porque sus marcadores están tan involucrados en la ejecución como para que sean calculados. Sin embargo, tienes que preguntarte por la combinación de los arreglos casuales con la obscena provocación veraniega de Miguel para que «te subas a la parte trasera de mi moto», lo que viene a ser el equivalente musical de un gif de Ryan Gosling diciendo «Hey, chica». Te tienes que preguntar también, por la paciencia que muestra Mariah para esperar a aparecer en su propia canción, pero evidentemente ella sabe lo que hace. Su irrupción en el segundo verso cambia la canción desde el ámbito de lo profundamente satisfactorio a la emoción de forma inesperada. Si hay una estrategia detrás de todo esto, es simplemente para explorar los placeres que ofrece el acuerdo de voluntades de dos profesionales, artistas tan íntimamente en sintonía con su oficio, que pueden hacer lo que ya se siente como un estándar de la canción que nunca pareció proponérselo.
Fuente: Pitchfork :: MundoMariah