Pitchfork, la web más importante de música de Internet, en cuanto a críticas de álbumes se refiere, ha dado al fin su veredicto sobre Me. I Am Mariah… The Elusive Chanteuse, y el disco de Mimi, como en casi todas las críticas, ha salido bien parado, un nada desdeñable 7,7. La crítica es la que sigue:
Toda estrella del pop debe, en algún momento, enfrentarse a la mortalidad de su carrera. Para algunos, el final viene de repente y sin aviso, mientras que otros experimentan una lenta y desconcertante caída a la mediocridad. Tras dos décadas de éxitos prácticamente ininterrumpidos, Mariah ha pasado el último año deteniéndose hacia el final de su reinado. Su 13er disco, Me. I Am Mariah… The Elusive Chanteuse, llega para ser su mayor prueba tras la bomba de Glitter, de hace 13 años. El comienzo de la era fue hace casi dos años con un single llamado Triumphant (Get ‘Em) al que han seguido tres más, uno de los cuales ha sido relegado a la categoría de bonustrack, con el único éxito de Beautiful, junto a Miguel. Pero incluso esa canción se quedó fuera del Top10, algo inaudito para un gran single de Mariah Carey.
Sin embargo, a pesar de las circunstancias, I Am Mariah no es un disco que suene a la desesperada. Tiene un argumento para que Mariah deje el estrellato del pop como venga, o no, y el disco parece sabe que su futuro es cada vez más turbio, mirando hacia amores antiguos y a sonidos del pasado. No es Jennifer Lopez o Madonna, dejando huellas manchadas en espíritu de la época; I Am Mariah no se deja llevar por los caprichos de la radio. El álbum suena exactamente, desafiante como Mariah, reconociendo su lugar en el ecosistema del pop, tanto implícita como explícitamente, sin medias tintas.
El álbum producido por Jermaine Dupri y Bryan Michael Cox, un dúo que ayudaron a Mariah Carey a volver la primera vez que titubeó. Fueron Dupri y Carey los que escribieron «We Belong Together», el éxito imposible que volvió a restablecer a Mariah como un titan del pop en 2005, la última vez que ella se arriesgó. Cox lanzó la veraniega «Shake It Off», que cimentó ese estatus de titan. En I Am Mariah, el círculo de tres vuelve a la ética de The Emancipation of Mimi, el álbum que contenía esas canciones, usando R&B clásico como una especie de capullo de oro.
Eso no quiere decir que I Am Mariah sea reductor, al contrario, el disco lleva su sonido hasta su esencia mientras simultáneamente expande su registro. Dos pistas tienen la contribución de James Big Jim Wright, también creador en la era Emancipation, y esas canciones son baladas que contienen los borrosos órganos gospel. Cry abre el disco con la voz de Mariah suspendida sobre una suave nube de pianos, aunque ella canta sobre las lágrimas de los ángeles de forma dramática, la canción subraya su habilidad para hacer un balance entre resistencia y poder. One More Try, una versión fiel y fantástica de George Michael, lleva la canción desde la neblina de los 80 hasta la luz de una iglesia, dándole brillo a la par que conserva un palpitante dolor.
El corte de Dupri y Cox, You Don’t Know What To Do es una canción disco con guitarras y cuerdas que se mueven como los pájaros (Como siempre, es mejor ignorar a Wale). La canción recuerda a sus intocables canciones como Heartbreaker y Fantasy, mientra que te deja la sensación de ser la extensión de la era post-Pharrell. Este trio de canciones son el reconocimiento implícito de su edad: gospel y disco son géneros tradicionales de mujeres de mediana edad, y Mariah, una voz fuerte legendaria, parece encajar, como era de esperar, bien. Hay algunas canciones que no funcionan como Heavenly (No Ways Tired/Can’t Give Up Now) con demasiado coro y Meteorite, producida por Q-Tip un sentimentalismo empalagoso de Cher, pero en gran medida, el disco encuentra a una Mariah que podría estar fácilmente, al principio de su era post-pop.
Pero aún, I Am Mariah no es definitivamente post-pop. El otro gran colaborador del disco es el gran Hit-Boy, quien tiene tres de las canciones más fuertes. Thirsty, una continuación de Niggas in Paris pero en un estilo más Mariah. Ella puede soportar el peso de una canción club, obviamente, pero el coro en la misma es soplo etéreo que se funde como el hielo. Money ($ */…) tiene un bucle de bocina como base que podría sonar en cualquier radio pop actual, pero Mariah lo lleva con gracia. Estas canciones, junto con la descolorida Faded de Mike Will Made It, muestran que Mariah aún puede conversar con la música pop, incluso si la música pop no le contesta.
Con todo, las dos mejores canciones de I Am Mariah hacen referencias más explícitas a tiempos pasados. Supernatural contiene la colaboración de Ms. Monroe & Mr. Moroccan Scott Cannon a.k.a Roc ‘N Roe, lo cual es la forma teatral de Mariah de decir «mis hijos». La balada, de Dupri y Cox, tiene una base similar a la de un móvil de bebé y constantes sonidos de los mellizos. El telón de fondo de su maternidad se coloca a la vanguardia, mientras Mariah entrega la más sincera, sorprendente y acrobática interpretación vocal de su disco.
El verdadero hit es la canción de HitBoy, Dedicated, construido sobre el bucle de Inspectah Deck rapeando «carry like Mariah» en Da mystery of Chessboxin. La canción comienza con un diálogo ntre Mariah y Steve Stoute sobre la nostalgia. Ella canta sobre un antiguo amor perdido. «Me voy a sentar aquí mismo y cantar sobre esa buena mierda de la antigua escuela para tí», antes de referenciar a Eric B y Wu, e interpolar a Slick Rick and Doug E. Fresh. La canción es nostálgica, con una vena de melancolía, pero es optimista y tiene ese destello de indulgente memoria. «Oh cariño, tu sabes», canta, su voz cayendo como una pluma. «Todo ese amor que hicimos, chico, era tan real, lo quiero sentir de nuevo». Rodeada por sus viejos amigos, viejos beats, rara vez ha sonado tan confortable.
Fuente: Pitchfork :: MundoMariah